En el juicio a la concejala de IU del Ayuntamiento de Sevilla Josefa Medrano, ex delegada de Participación Ciudadana, se sentará en el banquillo una persona que lleva toda su vida luchando por las libertades democráticas, como atestigua su destacada trayectoria política y sindical, Su delito no poner a disposición de un grupo antidemocrático un local público municipal para un homenaje a Agustín de Foxá, reputada figura del franquismo conocida, entre otros méritos, por ser autor del Cara al Sol, himno de tan infausto recuerdo para la democracia.
Josefa Medrano fue impecable, hizo lo que tenía que hacer cuando denegó el uso de una sala de un centro cívico para la celebración de un acto de homenaje a un destacado fascista, salvaguardando los valores y principios constitucionales. Su actuación tan sólo perseguía evadir la apología del fascismo, así como su exaltación.
Desgraciadamente, el suyo no es un hecho aislado. Ahí está el magistrado Baltasar Garzón, quien sufre estos días un cruel linchamiento mediático y judicial, por haberse atrevido a iniciar investigaciones sobre los crímenes del franquismo y sobre tramas de corrupción en nuestro país.
Cuando los herederos políticos de quienes ayer fusilaban y sepultaban a los demócratas en las cunetas, pueden utilizar los tribunales contra los defensores del estado de derechos, La Justicia es preocupante.